Durante años, la sostenibilidad se ha usado casi como un eslogan. “Somos sostenibles”, “tenemos compromiso con el entorno”, “trabajamos por un futuro mejor”. Todo suena muy bien… hasta que alguien te pide pruebas.

Ahí es donde entra la memoria de sostenibilidad: un documento que recoge, con datos reales, el impacto ambiental, social y de gobierno interno (a menudo llamado ESG) de tu empresa. No es un folleto comercial. No es un post en redes. Es un informe serio que explica qué estás haciendo, cómo lo estás haciendo y qué piensas mejorar.

Y sí: cada vez más clientes, proveedores, inversores, administraciones públicas y grandes cadenas exigen este tipo de documento antes de cerrar acuerdos. Ya no es “algo bonito que tener”; es una condición para seguir jugando.

¿Qué es una memoria de sostenibilidad (de verdad)?

Vamos a decirlo sin tecnicismos: una memoria de sostenibilidad es el informe anual donde tu empresa rinde cuentas sobre su comportamiento ambiental y social.

En lugar de promesas genéricas, aporta información concreta sobre:

  • Uso de recursos (agua, energía, materias primas).

  • Emisiones y huella de carbono.

  • Gestión de residuos.

  • Condiciones laborales, igualdad, salud y seguridad.

  • Relación con proveedores.

  • Cumplimiento normativo.

  • Gobernanza y ética empresarial.

Una buena memoria de sostenibilidad responde básicamente a tres preguntas:

  1. ¿Cuál es nuestro impacto?

  2. ¿Qué estamos haciendo para reducirlo / gestionarlo?

  3. ¿Qué objetivos concretos asumimos a partir de ahora?

Si ese documento no responde eso con datos, no es una memoria. Es marketing.

¿Para qué sirve este documento dentro de la empresa?

Lo interesante es que la memoria de sostenibilidad no solo sirve hacia fuera. También te ordena por dentro.

Te da:

  • Visibilidad interna: Muchas veces las empresas ya están haciendo cosas potentes (eficiencia energética, reciclaje avanzado, planes de conciliación, control de proveedores) pero nadie lo está integrando en una narrativa única. Este documento alinea a dirección, operaciones, RRHH y finanzas en torno a una misma foto.

  • Legitimidad externa: Cuando hablas con clientes grandes o con administraciones públicas, es muy distinto decir “somos responsables” que poder mostrarles un informe sólido con datos rastreables.

  • Ventaja competitiva en licitaciones y compras B2B: Cada vez más grandes compañías filtran proveedores en base a criterios ESG. Si no puedes demostrar que cumples ciertos estándares, no entras en la lista corta.

  • Hoja de ruta: No solo cuentas dónde estás. defines qué quieres mejorar el año siguiente… y eso se convierte en un plan de acción.

En resumen: la memoria te da argumentos reales, tanto comerciales como estratégicos.

Qué suele incluir una memoria de sostenibilidad bien hecha

Puede variar según el tamaño y el sector, pero en general, una memoria de sostenibilidad sólida suele cubrir:

1. Presentación de la empresa
Quiénes sois, qué hacéis, en qué sectores operáis, qué impacto directo e indirecto generáis.

2. Medio ambiente

  • Consumo energético y medidas de eficiencia.

  • Uso de materias primas y origen responsable.

  • Huella de carbono (emisiones directas e indirectas).

  • Gestión de residuos y vertidos.

  • Medidas de reducción de impacto ambiental ya aplicadas.

3. Personas (parte social)

  • Salud y seguridad laboral.

  • Formación y desarrollo del equipo.

  • Igualdad y diversidad.

  • Bienestar laboral y condiciones de trabajo.

  • Políticas internas que van más allá de lo obligatorio.

4. Cadena de suministro

  • Cómo seleccionáis proveedores.

  • Qué exigís en términos éticos y ambientales.

  • Trazabilidad.

5. Gobernanza y ética

  • Estructura de toma de decisiones.

  • Transparencia.

  • Políticas anticorrupción, cumplimiento normativo.

6. Objetivos y planes de mejora
Quizá la parte más importante: qué os comprometéis a mejorar, con qué indicadores y en qué plazos.

Es decir: no se trata solo de comunicar lo que habéis hecho este año, sino de dejar por escrito qué vais a hacer el siguiente. Eso obliga a la empresa a pasar de “intención” a “gestión real”.

¿Quién debería hacerla: interno o externo?

Buena pregunta.

Hay empresas que intentan hacer la memoria de sostenibilidad de forma interna. A veces tiene sentido, especialmente si ya existe un equipo de sostenibilidad o compliance bien estructurado.

Pero en muchos casos se dan dos problemas:

  • Falta de criterios técnicos (por ejemplo, calcular huella de carbono correctamente no es simplemente multiplicar consumos por un factor que has encontrado en internet).

  • Falta de objetividad. Si lo hace solo el propio equipo interno, es fácil caer en el “solo contamos lo bueno porque esto luego lo ve el cliente”.

Aquí es donde cobra sentido apoyarse en una consultoria de sostenibilidad. Un acompañamiento externo aporta tres cosas decisivas:

  1. Metodología: saber qué hay que medir, cómo se mide y con qué estándar.

  2. Credibilidad: el informe gana peso cuando está trabajado por especialistas.

  3. Aterrizaje práctico: no solo te dicen “esto contamina demasiado”, sino “aquí hay una oportunidad clara de ahorro energético” o “este flujo de residuos se puede valorizar”.

En resumen: puedes intentar hacerlo dentro, pero hacerlo bien suele requerir soporte externo.

¿Cuándo necesitas apoyo de una consultoria de sostenibilidad?

Hay señales muy claras de que ha llegado el momento:

  • Te lo han pedido ya por escrito (cliente grande, administración, potencial inversor).

  • Tu sector está bajo lupa ambiental o social y sabes que te van a auditar.

  • Vas a licitar o a optar a un contrato importante y te exigen criterios ESG.

  • Quieres usar la sostenibilidad como argumento comercial… pero todavía no está ordenada.

  • Internamente hacéis cosas bien, pero no hay relato común ni indicadores.

En cualquiera de estos casos, trabajar con una consultoria de sostenibilidad para construir tu memoria de sostenibilidad no es un “extra”. Es una inversión en reputación, en acceso a negocio y en evitar riesgos.

Conclusión: deja de “parecer sostenible” y empieza a demostrarlo

El mercado ha cambiado. Ya no basta con decir “somos responsables”, ahora tienes que demostrarlo con datos. Y esa prueba es tu memoria de sostenibilidad.

Este informe es, a la vez:

  • Un espejo (esto es lo que somos hoy).

  • Una promesa (esto es lo que vamos a mejorar).

  • Un argumento comercial serio (esto es por qué puedes confiar en nosotros).

Si quieres usar la sostenibilidad como ventaja competitiva —y no solo como eslogan— el siguiente paso es claro: ordenar, medir, reportar y mejorar. Y eso empieza aquí: con una buena memoria de sostenibilidad trabajada junto a una consultoria de sostenibilidad que entienda tu negocio, tu sector y tus objetivos.

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